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lunes, 15 de diciembre de 2014

Colecciono momentos y experiencias, no cosas.

La vida es una colección de momentos. Momentos vividos y disfrutados que nos van a pertenecer para siempre.

 
Coleccionar momentos, eso es vivir y así al acomodarlos en el alma, podemos dibujar en este sendero de vértigos, mil sonrisas, agazapar recuerdos mientras los pies alzan un vuelo, vuelos de sueños altos, muy altos, allá donde nuestros pensamientos sean felices, ten muy en cuenta hacia donde te diriges porque quizás acabes llegando.

Colecciono momentos, busco detalles que tengan algo especial y trato de concentrarme en ellos. Yo creo que la vida es difícil, pero hay momentos preciosos que valen la pena, y yo los colecciono para intentar ser un poco más feliz.


Llevo tiempo dándole vueltas al tiempo que paso en el trabajo, y el tiempo que dedico a mi, a mi familia y a mis amigos. Es muy triste, pero la mayor parte del tiempo estoy conectado de una u otra forma al trabajo. Lo que me lleva a la siguiente pregunta, ¿para qué trabajo? Sí, para vivir, para comer, para pagar un piso ¿pero no podría trabajar un poco menos, reducir mis gastos y dedicarle más tiempo a mi mismo, a mi gente y a hacer todo lo que realmente me gusta? De esas cosas que crees que tendrás claro en el futuro cuando hagas un repaso de tu vida. Aunque no me atrevo a hacer grandes cambios en mi vida, cada vez tengo más claro que lo que hay que disfrutar son los momentos.

 
A veces no nos damos cuenta de los pequeños placeres de la vida y las dejamos pasar, sin darnos cuenta ni siquiera de ellos. A veces me paro y sonrío y me gusta disfrutar de esas pequeñas cosas que hacen que los días en este mundo tengan sentido.

Son los detalles, los momentos  los que te alegran los días y te hacen sonreír cuando te acuerdas de ellos. De vez en cuando, párate, respira y disfruta de ellos.

En la vida las cosas vienen y van. Son momentos. Las personas vienen y van. Algunos se quedan más tiempo, unos pocos para toda la vida, y otros se van. El dinero también viene y va. Son ciclos. Son tendencias. Son pensamientos. Son emociones. Son sentimientos. Por eso, cuando son buenas, hay que disfrutar de ellas. Cuando no son tan buenas, hay que sentirlas y dejarlas marchar cuando sea el momento oportuno.
Al final,  la vida es lo que cada uno hace de ella. Siempre elegimos, a cada segundo, a cada minuto. Qué hacer, qué comer, qué decir, a dónde viajar, qué amigos tener, a quién besar, a quién amar o a quién aguantar, qué novio escoger, cuántos hijos tener, qué aficiones cultivar, qué querer conseguir, qué soñar, por qué sonreír,…

 
Siempre elegimos y así, construimos nuestra vida. Simple y fácil, ¿verdad? Aunque muchas veces no nos guste asumirlo e intentemos echarle la culpa a los demás. Esto es así. Lo importante: saber con qué la queremos llenar. “Tú decides con qué quieres llenar tus días” .

Las buenas cosas de la vida que surgen por casualidad. Cruda realidad, diría yo. En ocasiones, las cosas son así. Complicadas, imposibles. O, mejor dicho, por las que hay que pagar un precio muy alto y, claro, eso no es tan fácil y no nos apetece.
 
Siempre hay un momento en que el camino se bifurca, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña.

Y de repente te das cuenta que todo ha terminado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas, mucho antes y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo.

Cuando estoy con la gente a la que quiero, me gusta disfrutar de las cosas, de esos momentos que hacen que la vida tenga sentido. De esos pequeños placeres cotidianos que te endulzan el día a día.
Un dulce beso en la mejilla, que te cojan lentamente por la cintura, la dulce y cálida brisa del mar mirando el atardecer, el sabor de un buen vino, bailar bajo la lluvia tropical,  un buen plato de jamón ibérico , escuchar las risas de tu mejor amiga con su novio.....

 
Estar tumbado en una hamaca mirando la vida pasar, un gintonic refrescante, la ilusión de los niños, risas absurdas y fáciles con los de siempre, un beso de amor de mamá y otro de papá, encontrarte bien tan sólo con mirarle, dejarse llevar, las miradas con las que te comes a besos, un baño de burbujas, una llamada inesperada, comer tumbados en la cama después de hacer el amor, tomar el sol, mirar el mar, estar en silencio, cenar delicioso y beber hasta el amanecer, una larga conversación, despertar entre almohadones, flotar, sonreír y disfrutar.

Y así disfrutamos, saboreando las pequeñas cosas que convierten un día cualquiera en especial, olvidar tu alrededor por momentos. Maravilloso. El mundo se para y vuelas. Desconectar por completo, como si flotase en una nube entre almohadones. ¿Lo conoces?
Un bonito detalle que te sumerge en el ambiente del momento. ¡Genial!





miércoles, 3 de diciembre de 2014

La vida se compone de momentos.

Las mejores cosas de la vida surgen de repente, sin avisar, sin planificar, sin darte cuenta, de forma espontánea, fácil, natural, rápida. Fluyen y se desarrollan como si llevasen años haciéndolo. A veces las entendemos como sin sentidos, locuras ¿por qué será? Llegan de repente, sin previo aviso, y no las controlas, están fueran de nuestro alcance y control, ¿realidad o ficción? ¿Locura o experiencia? ¿Nos arriesgamos, probamos y nos dejamos llevar o nos quedamos en nuestro mismo sitio de siempre?
 
 
Recuerda que a veces de quien menos esperamos es quien te hará vivir buenas experiencias. Alguien nuevo, nuevas sensaciones, nuevas emociones, nuevas perspectivas, nuevas diversiones, nuevas risas, nuevos besos, nuevos amores, nuevos detalles, nuevas situaciones, nuevos mundos.
Salimos de nuestra rutina habitual y te cambian el enfoque. Es entonces cuando detectamos las cosas, nos damos cuenta de los detalles de nuestra realidad, ayudándonos de cierta perspectiva. Esto es, pensando de otra manera. Saliendo de nuestra zona de confort, utilizando un enfoque diferente esta vez.
 
 
Hay tantas situaciones que nos pueden pasar, que debemos tener capacidad una rápida capacidad de adaptación. Debemos ser imprevisibles ya que la vida lo es. Es así, vivimos en esos términos. Así que ¿para qué intentar controlar todo? Ten una cosa clara: no es posible, así que disfruta del ahora, porque la vida se compone de momentos.
Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como un dulce beso, una mirada cómplice, una sonrisa intensa, un abrazo cálido, una cañas en la terracita de moda, una conversación que arregla el mundo, no parar de reír y no parar de llorar,una cena romántica.
El presente es todo lo que tenemos, así que no lo arruines por un pasado que no tiene futuro. Disfruta cada momento y sé feliz.
 

 

viernes, 14 de noviembre de 2014

La vida se vive, no se sobrevive


¿Cuándo fue la última vez que te apasionaste por algo, que te desviviste por ello porque la emoción te consumía? ¿Dónde se han escondido la chispa que iluminaba tus ojos y la ilusión que despertaban tus palabras? ¿Dónde ha ido a parar tu pasión, tu entusiasmo, tus ganas de vivir?


 
Tu excusa es siempre la misma: “¡Ya no tengo suerte en nada!”, y el ceño fruncido ha pasado a formar parte de tu expresión natural. No me gusta. No me gusta nada. La suerte te ha descuidado un poco, es cierto. Pero la suerte es solo un factor externo y esporádico del que no se puede depender. 

  La mayoría de la gente no sabe por qué se levanta, no sabe por qué vive. Esas personas viven deprimidas y la depresión viene básicamente de la ansiedad. La gente se pasa la vida corriendo, no tiene ni puñetera idea de a dónde, pero corre. ¿Por qué tanta prisa? Para un segundo y tómate un gin tonic a tu salud. Date cuenta que solo cambiaremos nuestra vida cuando empecemos a tomar el control sobre ella.

                                     
 
Por eso hay que tener cuidado con la actitud que adoptamos, con la energía que difundimos, porque en cierto modo, las energías se contagian. Hay gente que cada vez que estás con ellos te amargan la vida, inclusive sin llegar a hablar llegas hundido a casa. Y hay personas tan auténticas que da verdadero gusto tener de compañía porque siempre acabas empapado de vida. Con la suerte ocurre más de lo mismo: se atrae.



Córtate el pelo, vete de compras, haz ejercicio, búscate hobbies, renuévate por dentro y por fuera. Todo depende de tu perspectiva y de la felicidad interna que haya dentro de ti.

Yo la he conocido, y quiero que la felicidad vuelva a consumirte para poder bailar con ella de nuevo. 


Quiero que me vuelva a hablar de sueños ambiciosos, que te devuelva la pasión, que te haga reír a carcajadas, que se ponga a cantar cuando no viene a cuento.


Quiero que vuelva para que relaje ese entrecejo y arrugue tus mejillas, que te haga recuperar la fe en ti mismo.

Ha llegado el momento de volver a ser feliz.
  


jueves, 13 de noviembre de 2014

Quien te roba el alma


Podríamos ser fuego sin quemarnos. Podríamos ser silencios llenos de te quieros. Podríamos ser el mejor día de nuestra vida. Podríamos ser vértigo en lo alto de la Torre Eifell o tu risa rodeándome para que desaparezca el miedo.





¿Sabes lo que te pasa? no tienes valor, tienes miedo, miedo de enfrentarte contigo misma y decir está bien, la vida es una realidad, las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno, ya estás en una jaula, tú misma la has construido y en ella seguirás vayas a donde vayas, porque no importa donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma.
El mundo te romperá el corazón de todas las formas imaginables. Eso está garantizado. Y yo no puedo explicarlo, como tampoco la locura que llevo dentro y la que llevan los demás. ¿Pero sabéis que? El domingo vuelve a ser mi día perfecto. Pienso en lo que todos han hecho por mí y creo que soy muy afortunada.

Dime quién te roba el alma,
quién te roba el sueño, quien te ama en silencio
#elmomentodelaura

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Ella al desnudo




Ella es dura. A ella no le afecta nada. O eso le gusta aparentar. No demuestra sus debilidades reales a casi nadie. Tiene algunas superficiales, las que le dan igual que tú sepas, pero hasta que no la llegues a conocer bien, no te darás cuenta de las heridas profundas. Yo tardé mucho en descubrirlas.

A ella le gusta ponerte a prueba. A veces te das cuenta y otras no. No lo hace porque sea retorcida. Todo lo contrario, a veces es demasiado transparente, su cara es un libro abierto. Lo hace porque quiere saber hasta dónde estás dispuesto a llegar por ella. Necesita saberlo para ver si merece la pena enseñarte su yo verdadero, el expuesto y desnudo, al que le pueden hacer sufrir de verdad.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

Nada vale una vida


He aprendido que pase lo que pase, o por muy mal que pinte todo hoy, la vida sigue avanzando y todo será mejor mañana. He aprendido que ganarse la vida no es la misma cosa que construir una. He aprendido que la vida a veces te da una segunda oportunidad. He aprendido que no puedes ir por la vida con guante de béisbol para atraparlo todo; tienes que poder lanzar algo de vuelta. He aprendido que cuando decido sobre algo con el corazón abierto, normalmente tomo la decisión correcta. He aprendido que aun cuando tengo molestias, yo no tengo por qué ser una. He aprendido que cada día tienes que intentar llegarle a alguien. Que a la gente le encanta un abrazo cariñoso. He aprendido que aun tengo muchísimo por aprender. He aprendido que la gente se olvidará de lo dijiste, la gente se olvidará de lo que hiciste, pero jamás se olvidará de lo que les hiciste sentir.
- M. Angelou

 


domingo, 2 de noviembre de 2014

El mejor momento





No sé si soy una persona triste con vocación de alegre, o viceversa, o al revés.
Lo que sí sé es que siempre hay algo de tristeza en mis momentos más felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días.



 
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